Desde hace años las multinacionales rastrean la superficie terrestre en busca de riquezas para expoliar a sus legítimos propietarios. Sus satélites ya revelaron los rincones donde yacen los tesoros ocultos de la Cordillera de los Andes. Hasta allí enviaron expediciones a taladrar hasta los sitios más recónditos, violando el sagrado reino de las nieves eternas. En 1994 los nuevos conquistadores encontraron oro y plata en Pascua Lama, a más de 4.000 metros de altura, al interior del Valle del Huasco [región de Atacama] traspasando límite fronterizo entre Chile y Argentina. Que el yacimiento estuviese justo debajo de tres glaciares milenarios [Toro I, Toro II y Esperanza] no los desalentó. Los cálculos de beneficios justifica una explotación que destruirá los glaciares y dejará sin agua a muchas familias que siempre vivieron en las desérticas tierras del norte de Chile, seran engañados una vez más con falsas retribuciones y afectará irremediablemente a la biodiversidad propia del lugar.
MV