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FLOTA DE INDIAS: LAS RUTAS COMERCIALES ESPAÑOLAS

 

La primitiva idea de instaurar la ruta de las especias navegando desde Europa hacia el poniente no quedó establecida hasta 1565 cuando el navegante vasco Andrés de Urdaneta pudo realizar con éxito el tornaviaje, es decir, la ruta inversa que emprendiera Magallanes en 1520 desde la Patagonia chilena a Filipinas. Cruzar el océano Pacífico navegando de Oeste a Este de forma segura, desde las Indias Orientales hasta las costas occidentales de América no fue posible durante 45 años. El primer tornaviaje de Urdaneta marcó un hito en la historia de la navegación, ya que se trataba del viaje más largo de los realizados hasta entonces navegando por una ruta desconocida: 7.644 millas. 

El comercio interoceánico desarrollado desde España consistía en un complejo sistema de flotas y rutas, que debían ser coordinadas entre Asia, América y España, y viceversa, considerando viajes de varios meses de duración llenos de imprevistos y adaptándose a una serie de factores determinantes, tales como las estaciones del año más propicias para navegar cada tramo, la recolección de las cosechas y los innumerables productos y materias primas que colmaban las bodegas de centenares de navíos.

El Galeón de Manila realizaba un viaje anual Acapulco-Manila-Acapulco que se mantuvo en funcionamiento desde 1576 a 1821. La flota partía del puerto de Acapulco, en las costas occidentales de México, entre los meses de febrero y abril, con destino a Islas Marianas y Manila, con un cargamento de vino, aceite, trigo, papel, plata, dinero y libros. La travesía duraba en torno a dos meses, llegando a su destino entre los meses de mayo y julio. El tornaviaje se iniciaba en julio-agosto hasta llegar de nuevo a Acapulco entre 3 y 6 meses después, en torno a diciembre-enero. Al litoral mexicano llegaban cada año infinidad de riquezas del lejano Oriente: seda y porcelana de China, marfil de Camboya, algodón de la India, alcanfor de Borneo, piedras preciosas de Birmania y Ceilán, y especias como canela, pimienta y clavo. Desde Acapulco estos productos eran transportados por tierra hasta Veracruz, en el Golfo de México. Allí se reunían con otras naves cargadas con otros tantos productos y riquezas recolectadas en otras regiones americanas emprendiendo el regreso a la Península Ibérica.

 

 

 
 
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