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Historias del Caribe

     
   
   
     

[1535] Historia General y Natural de las Indias: Parte primera
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés

Libro XI - Proemio
Este es el libro undécimo de la primera parte de la Natural y General Historia de las Indias, islas y Tierra Firme del mar Océano; el cual tracta de las hierbas e simientes que se trujeron de España a esta isla Española, e de otras que acá se hallaron e son naturales destas partes, e otras cosas convinientes a la historia.

Capítulo V - De la hierba o planta llamada perebecenuc, e de sus excelencias e virtudes experimentadas.
Perebecenuc es una hierba o planta así llamada, e hay mucha della en esta isla. Los cristianos la llaman la hierba de las llagas; otros la dicen hierba de los remedios. Es maravillosa y excelente por muchas experiencias e por muchas personas examinada, sin la cual e sin las que tengo dicho, es de creer que hay otras muchas hierbas e plantas e árboles innumerables apropriados a nuestras pasiones e llagas humanas. Pero, como los indios antiguos son ya muertos, así se ha acabado con ellos el conoscimiento que por su aviso se pudiera haber de propriedades semejantes e otros muchos secretos de Natura. Digo de lo que estaba ya experimentado o sabido por los naturales desta nuestra isla; e todo lo que agora se puede decir, es poco e no bien entendido, porque esta generación es tan avara deso poco que sabe, que por ningún interese ni bien que se les haga quieren manifestar cosa déstas, en especial de las que podrían aprovechar a los cristianos, si son medecinales, porque esta manera de sciencia es parte de su señorío. Y las cosas que han alcanzado a saber, no ha seído por la voluntad de los indios, sino por no lo poder encubrir. Y aunque algunas cosas he oído decir que son para diversos remedios, ni querría ni acostumbro perder tiempo en relatar cosas confusas o no claras, y por tanto; no diré sino lo que fuere notorio y probado e visto por mis ojos o de los de personas que merezcan crédito.
[…]
Su operación es maravillosa, e muy excelente medecina, e tan fácil y sin pasión en el curar, que paresce bien que la quiso Dios señalar e aventajar entre otras, por muy apropriada para las llagas, aunque sean viejas e de mal semblante e dispusición, o enconadas o cuasi incurables. E usan del remedio desta hierba de la forma que adelante diré. E llámola hierba, aunque he dicho que es esterpo, o planta, porque cuando nasce, e aun cuando está de dos o tres palmos alta, hierba es hasta que sube al altor que le quita el nombre de hierba. E los indios no usan della para sus llagas, sino cuando es pequeña e tiernos los cogollos, antes que se empine o endurezca o crezca mucho. Cuecen un puño de aquesta hierba (digo los tallos e hojas más tiernos), tanta cantidad como se podrá incluir o comprehender con una mano, o de la groseza de la muñeca del brazo, e después que de un azumbre de buena agua que echen con aquel manojo de la hierba a cocer en una olla, hobiere menguado la tercia parte, quitan la olla de sobre el fuego e déjanla estar así, con la hierba, hasta que está cuasi fría, e toman un paño de lino limpio (que no sea camisa de mujer), en un poco de aquella agua, e lavan la llaga; e después de bien lavada, enjúganla limpiamente con sus paños blancos de lino. Hecho aquesto, toman hojas crudas de la misma hierba, e tuércenlas o mastrújanlas o pástanlas entre las palmas de las manos, e así sacan el zumo; y en aquél mojan hilas de lienzo blancas e limpias; e así mojadas, pónenlas sobre la llaga e átanlas con una venda de lino; e así fecho esto dos veces al día, cura las llagas en breve tiempo. Algunos, en lugar de hilas, no curan de poner sino la misma hierba así torcida entre las palmas, después que se ha lavado la llaga como se dijo primero, e átanla por encima, e sana muy presto la herida.

Digo, llaga, porque para heridas fechas a mano con el espada o cuchillo e recientes, no es esto, sino para otras llagas de otras ocasiones. Digo más: que en mi casa he curado yo e fecho curar [en veces] muchos indios e esclavos negros míos, e aun algunos cristianos, e han sanado muy bien. Y en verdad algunos dellos de tales llagas, que me costaran muchos dineros del cirujano, e no sé si las supiera curar; e desta manera, sin darles pecunia ni gracia [sino sólo a Dios], se curan. Porque estos negros e indios, como andan al campo trabajando, y la tierra es mala de piernas [por ser humedísima], de un rascuño e de poca cosa se hacen llagas muy malas; y como al principio es la llaga o herida pequeña, e no se curan, e hacen poco caso della, encónase e hácense muchas veces llagas malas; pero todas se curan de la manera que he dicho. Yo he tenido indios que por su malicia propria e por no trabajar, o ellos mismos se hieren, o se ponen algunas hojas de hierbas que conoscen, que en breves horas se hacen una o dos llagas, o las que les place, en un pie o pierna, adonde quieren, e viénense de la hacienda acá [a la cibdad] coxqueando, por bellaquear e no hacer nada ni trabajar. E socorremos a la malicia suya con esta hierba, e sanan contra su voluntad antes de lo que querían, para que se vuelvan a la hacienda. Y aun desque está bueno, solemos ayudarle con una docena de azotes, porque escarmiente; y es tan buena medecina para algunos, como la hierba, e no lo torna a hacer.

 
 


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