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LA TECTÓNICA DE PLACAS
 

En la década de 1920, Alfred Wegener propuso por primera vez el concepto de Deriva Continental. Postuló que los continentes alguna vez estuvieron unidos, formando una una gran masa de tierra continental. Basó su teoría en el hecho de que había encontrado fósiles de plantas en Europa y los Estados Unidos que eran idénticos.

Años más tarde, en 1858, el geógrafo y científico francés Antonio Snider-Pellegrini [1802-1885] publicó en París su libro La Création et ses Dévoilés Mystères [La creación y sus Misterios Desvelados]. Profundizó sobre la posibilidad de la deriva continental, anticipándose varias décadas a las teorías de Wegener sobre Pangea. Se basada en el hecho de que los continentes de nuestro planeta encajan como las piezas de un puzzle envolviendo completamente la esfera terrestre [geósfera]. A pesar de las grandes extensiones oceánicas que separan actualmente los bordes costeros continentales, muchos fósiles, estructuras, rocas y depósitos glaciales del pasado remoto de la Tierra coinciden hasta el momento de la separación de las placas. Snider-Pellegrini también postula que la Gran Inundación de la Biblia habría sido consecuencia de la fragmentación del supercontinente.

La tectónica de placas es una teoría geológica que describe los movimientos de las placas litosféricas que conforman la corteza terrestre. La tierra está cubierta con 14 placas principales, dispuestas como un suelo de baldosas irregulares [como los azulejos de Gaudí] que se mueven alrededor de la superficie de la Tierra y lo llevan haciendo desde hace más de 500 millones años.

La tectónica de placas representa sin duda una de las revoluciones científicas más importantes del siglo XX. Proporciona una explicación coherente de la práctica totalidad de los fenómenos que observamos en la superficie de la Tierra, así como los sucesos del pasado remoto de nuestro planeta desde sus orígenes.

En los bordes de las placas se concentra actividad sísmica, volcánica y tectónica. Esto da lugar a la formación de grandes cadenas de montañas y cuencas, tanto en los fondos marinos como en la corteza continental.

 
 

Nueva perspectiva de la deriva continental

Los paleomagnetólogos ingleses fueron los que empezaron a ver los estudios magnéticos desde una nueva perspectiva. Con ayuda de un instrumento llamado magnetómetro astático de Blackett pudieron medir magnetismos remanentes débiles como el de las rocas sedimentarias y metamórficas, y vieron que la dirección de la magnetización no era la misma para todas las rocas, sino que existían dos direcciones principales en las rocas de Inglaterra. Al interpretar este cambio, ellos propusieron que Inglaterra misma se había movido.

La hipótesis de los ingleses del movimiento de la Gran Bretaña implicaba aceptar la deriva continental pero habían quienes opinaban que fueron los polos magnéticos los que se movieron y no los continentes.

Esta controversia llevó a la realización de muchas investigaciones en el campo del paleomagnetismo, se trazaron varias trayectorias de migración polar con base en datos de uno y otro país, las cuales no coincidían. De hecho, parecía casi imposible encontrar la forma de agrupar todos los datos de migración polar de forma coherente, hasta que se tuvo que aceptar que no solo los polos se han movido, sino que los continentes también se habían movido.

Los datos paleomagnéticos ayudaron mucho a entender como había sido el movimiento de los continentes, por ejemplo: se calculó la posición que tuvo Australia a lo largo de la historia de la Tierra y como se fue moviendo hasta la posición que tiene ahora; y en Japón las mediciones de magnetismo remanente condujeron a pensar que la isla se había doblado por la mitad en un ángulo de unos 40 grados en el terciario.

Finalmente fue aceptada, por la mayoría de los hombres de ciencia, la idea de que la deriva de los continentes y la migración polar eran conjuntamente la explicación de las diferentes direcciones de magnetización que se habían observado por todo el mundo.

 

Fuente: SSN Servicio Sismológico Nacional. Mexico